Métodos de control de plagas urbanas
- Métodos:
- Cultural
Existe también una categoría de manejo de plagas relacionado con un cambio de índole cultural para controlar plagas. En este tipo de control se interviene sin necesidad de uso de factores químicos, físicos o biológicos, modificando el sistema de producción en la industria para prevenir infestaciones y permanencia de plagas basándonos en:
- Hábitos de limpieza/aseo.
- Conductas preventivas.
Por lo cual, se cree que esta forma es más efectiva antes de que aparezca una plaga a manera de prevenir a través de prácticas como evitar que se acumulen residuos, ya que estos pueden generar un espacio propicio para que una plaga se establezca.
- Mecánico
Incluyen métodos como barreras, trampas, reparaciones estructurales, taponamiento de grietas y hendiduras, sellado de refugios y agujeros alrededor de cables de instalaciones así como la reparación de plomerías con fugas.
- Físico
El control de plagas físico refiere al uso de métodos mecánicos con el fin de capturar y manejar a las especies que están generando la plaga. Para emplear estas técnicas se aprovechan todos los factores de comportamiento y hábitos de los insectos y animales.
Algunos de los mecanismos más utilizados son las mosquiteras y trampas con cebo alimentario.
- Biológico
Este tipo de control supone la introducción de una especie enemiga al ecosistema del grupo invasor. En otras palabras, se realiza el control y la reducción de la plaga utilizando depredadores naturales a ella, manteniendo un equilibrio en donde esta no se extiende y, con el tiempo, se reduce.
- Químico
Los métodos químicos más comunes utilizados para controlar plagas urbanas, son los insecticidas, los rodenticidas, los fumigantes y los repelentes.
Los insecticidas son productos químicos que se utilizan para matar a insectos; pueden ser aplicados en forma de aerosol, líquido, polvo o granulado. Por otro lado, los rodenticidas son productos químicos que se utilizan para matar a ratas y ratones; pueden ser aplicados en forma de cebo o líquido. Los fumigantes son productos químicos que se utilizan para controlar plagas de insectos en áreas cerradas; se aplican en forma de gas y pueden ser muy efectivos para eliminar plagas como las termitas. Por último, los repelentes son productos químicos que se utilizan para alejar las plagas; pueden ser aplicados en forma de aerosol, líquido o en otro formato.
Existen varios tipos de insecticidas, que se clasifican según su forma de acción, su química y su uso. A continuación, se mencionan algunos de los tipos más comunes de insecticidas:
- Organofosforados: actúan como inhibidores de la enzima acetilcolinesterasa en el sistema nervioso, que provocan parálisis y muerte. Son altamente tóxicos y deben ser manejados con cuidado.
- Carbamatos: actúan de forma similar a los organofosforados. Son menos tóxicos que estos últimos, pero pueden ser aún peligrosos para los humanos y otros animales.
- Piretroides: insecticidas sintéticos que se basan en los compuestos naturales de los piretroides de los insectos. Son menos tóxicos que los organofosforados y carbamatos, pero aún así deben ser utilizados con precaución.
- Neonicotinoides: actúan como agonistas del receptor de nicotina en el sistema nervioso de los insectos, provocando parálisis y muerte. Son relativamente novedosos en el mercado y se utilizan ampliamente en la agricultura. Sin embargo, estos insecticidas son objeto de preocupación debido a su impacto en los polinizadores, como las abejas y otros insectos beneficiosos para el medio.
- Insecticidas biológicos: se basan en organismos vivos o sus productos para controlar las plagas. Ejemplos de insecticidas biológicas incluyen bacterias, hongos, virus y nematodos.
En cuanto a los raticidas, los principales grupos son los anticoagulantes, los más utilizados, que actúan interfiriendo con la capacidad de los roedores para coagular la sangre. Estos venenos contienen sustancias químicas que inhiben la producción de vitamina K, que es necesaria para la coagulación de la sangre. También existen las sustancias que actúan sobre los niveles de calcio y los inhibidores de bacterias intestinales.
Es importante tener en cuenta que los productos químicos pueden ser tóxicos para los seres humanos y los animales domésticos y, por tanto, deben ser manejados con cuidado. Además, es recomendable utilizar métodos de control no químicos siempre que sea posible, como la eliminación de fuentes de alimento y agua, el sellado de grietas y la eliminación de refugios para plagas.
Justamente, el control integrado es un sistema que permite controlar a los organismos perjudiciales utilizando estrategias de prácticas de control y prevención para evitar que las plagas superen el umbral de daño o tolerancia, así como priorizar métodos que minimicen la utilización de biocidas, mitigando o reduciendo al mínimo los riesgos que plantean estos productos para la salubridad de los productos alimenticios y de nuestro entorno, así como para la protección de nuestra salud.